LA OCUPACIÓN JAPONESA Y EL MOVIMIENTO PARA LA INDEPENDENCIA DE COREA
El gobernador general japonés en Seúl estaba principalmente interesado en la
explotación económica del país. De ahí que promoviese la emigración de
agricultores y pescadores japoneses a Corea mediante la entrega gratuita de
tierras o su venta a precio simbólico. El gobierno colonial japonés exportó
grandes cantidades de arroz de la producción coreana mientras que los coreanos
sufrían un serio déficit alimenticio. Al tiempo que los japoneses prosperaban a
costa de los recursos coreanos, el nivel de vida de Corea sufría un deterioro
drástico. Como resultado, cientos de miles de campesinos coreanos abandonaron
sus granjas y emigraron a Manchuria o Japón, sólo para encontrarse allí con la
vida no más fácil.
La autoridad colonial japonesa fomentó el niponismo entre los coreanos. Los
intelectuales coreanos se enfrentaron en contra de la política oficial de
asimilación japonesa. Hicieron valer sus diferencias y lucharon por distanciarse
culturalmente de sus colonizadores. En 1919, los coreanos iniciaron una serie de
protestas a escala nacional que habría de costar miles de vidas. Este movimiento
independentista no tuvo éxito de derrotar a los japoneses, pero proporcionó a
los coreanos firmes vínculos de identidad nacional y patriotismo que condujeron
a establecer un gobierno provisional en Shanghai y a organizar la lucha armada
contra el colonialismo japonés en Manchuria.
LA FUNDACIÓN DE LA
REPÚBLICA
Los coreanos recibieron con gran alivio y satisfacción la derrota japonesa al
final de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, su alegría habría de ser breve.
La liberación no trajo la independencia por la que tanto habían luchado los
coreanos, sino el comienzo de los conflictos ideológicos en un país dividido. La
ocupación de Corea dividida por la Unión Soviética y por los EE.UU. hizo
fracasar el deseado establecimiento de un gobierno independiente.
En noviembre de 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó una
resolución que convocó una elección general bajo la supervisión de una comisión
de las Naciones Unidas. No obstante, la Unión Soviética rehusó acatar la
resolución de las Naciones Unidas y denegó el acceso de su comisión al norte de
Corea. La asamblea general de las Naciones Unidas adoptó una resolución nueva,
convocando esta vez las elecciones a regiones accesibles a la Comisión. Las
primeras elecciones se celebraron el 10 de mayo de 1948 en la zona sur del
paralelo 38 y el gobierno de la República de Corea quedó establecido el 15 de
agosto. El Norte impuso un régimen comunista al mando de Kim Il-sung, un
gobernante de corte estalinista con poderes absolutos.
El 25 de
junio de 1950, sin motivo alguno, Corea del Norte lanzó una invasión a gran
escala hacia el sur, dando comienzo a una guerra que habría de durar tres años.
Por esta campaña de fuerza de los coreanos comunistas del Norte, todo el
territorio resultó completamente devastado y millones de persones quedaron sin
hogar y separadas de sus familias. En julio de 1953 se acordó un alto al fuego
y, desde entonces, ambas partes han realizado contactos en repetidas veces para
restaurar las relaciones.
La reunificación continúa siendo una anhelada pero elusiva meta de los coreanos
a ambos lados de la bien vigilada línea de demarcación. La caída del comunismo
en la Unión Soviética y Europa Oriental, así como la reunificación de Alemania,
han engendrado en Corea la esperanza de que también aquí podrá alcanzarse la
reunificación en un futuro no muy lejano. En los últimos años, parecía que se
progresaba el espíritu de confianza y cooperación entre las dos mitades de la
península, pero la amenaza del programa de desarrollo de armamento nuclear en
Corea del Norte constituye un obstáculo que impide progresar. Todavía el camino
es largo y tortuoso para que la Organización de Desarrollo de Energía en la
Península Coreana (KEDO) evite el desarrollo de reactores nucleares y de otros
proyectos nucleares en Corea del Norte.